jueves, 7 de enero de 2010

DEL GÉNERO POLICIACO


¡Buen domingo, querido lector! La narrativa policiaca mexicana no ha perdido una sola décima de popularidad. Es más, Miguel G. Rodríguez Lozano, experto en el tema, dice que la publicación de la novela El complot mongol, de Rafael Bernal, en 1969 “fue un punto culminante de un proceso que a lo largo de los años se ha afianzado gradualmente”. No olvidemos que ha sido un género frecuentado por Jorge Ibargüengoitia (Dos crímenes) y Carlos Fuentes (La cabeza de la hidra).
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Tengo a la vista Escena del crimen. Estudios sobre narrativa policiaca mexicana. Reúne nueve ensayos. Me detengo en el de Frida Rodríguez Gándara: “La literatura policiaca mexicana. Una mirada desde las antologías de cuento” donde pretende “señalar cómo se ha presentado y transformado la producción narrativa durante 42 años de escritura del género negro en el siglo XX”. Como usted sabe, las antologías nos ofrecen una mirada general sobre el tema o sobre algunos aspectos de él. Y eso es lo importante de este ensayo: comenta las cuatro antologías de cuento policiaco mexicano publicadas durante la segunda mitad del siglo XX, mismas que “guardan parte de la historia de la narrativa del género en nuestro país”. Ellas son: Los mejores cuentos policiacos mexicanos (1955) y Cuento policiaco mexicano. Breve antología (1987), ambas de María Elvira Bermúdez. En la primera de estas obras, cuya intención era evidentemente de divulgación, la antologadora se proponía mostrar “textos de autores mexicanos que tenían como principal protagonista a un detective para resolver el caso”. Aquí son evidentes el delito, el móvil, el arma homicida, el lugar del crimen y la solución. Participan en la antología: Antonio Helú, “el pionero y padre del género en México”, Rafael Bernal, “el mejor exponente del género policiaco”, Pepe Martínez de la Vega, “el humorista de este género”, y la propia María Elvira. En la segunda, cuyo prólogo es importantísimo por su intento de “establecer las reglas del relato detectivesco”, participan siete autores: Helú, Bernal, Rubén Salazar Mallén, Salvador Reyes Nevares, José Revueltas, José Emilio Pacheco y Vicente Leñero.

El cuento policial mexicano (1982), de Vicente Francisco Torres, tuvo la intención de “entregar al lector una antología primordialmente de cuentos policiacos más que de autores canónicos.” Reconoce, además que “después de las reflexiones que hizo Alfonso Reyes en 1945, Bermúdez es la segunda en México en atribuirle un valor estético a la narrativa policiaca […] y hace referencia a los trabajos teóricos mexicanos, entre ellos los de Xavier Villaurrutia (1946), Antonio Helú (1981) y Carlos Monsiváis (1973).” Contiene diez relatos de: Rafael Solana, Helú, Bermúdez, Bernal, Raymundo Quiroz, Vicente Fe Álvarez, Pepe Martínez de la Vega, Juan E. Closas, Rafael Ramírez Heredia y Luis Arturo Ramos.
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Cuentos policiacos mexicanos. Lo mejor del género en nuestro país (1997), de Paco Ignacio Taibo II y Víctor Ronquillo, está integrada por diez “cuentos neopoliciacos” es decir, donde “los políticos y los delincuentes confluyen en los relatos en una imbricación que se parece sospechosamente a nuestra realidad”. Participan: Ramírez Heredia, Eugenio Aguirre, Miriam Laurini, Taibo II, Agustín Sánchez González, Gabriel Trujillo Muñoz, Gerardo Segura, Rolo Diez, Víctor Ronquillo y Mauricio-José Shwarz.

En fin, querido lector, si es usted aficionado a este género, tiene aquí un verdadero haz de textos policiacos calificados como los más representativos de nuestro siglo XX.
¿Y me leerá el próximo domingo? Gracias. Aquí lo espero.
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(Columna publicada en el periódico La Razón, Tampico, Tam, 13 de diciembre de 2009)
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