lunes, 1 de septiembre de 2008

POETAS EN CONCIERTO SARA URIBE


¡Buen domingo, querido lector! ¿Ha sido usted invitado a escuchar a un poeta en concierto? Es un momento en el que todo es importantísimo: desde la comodidad de las luces en el sitio en que habrá de realizarse la lectura, hasta el silencio necesario para su adecuada audición. Pero, ¿cuáles serán las inquietudes del artista?, quizá le preocupe saber quiénes habrán aceptado su invitación, o qué esperan de él los amigos cercanos que ya conocen sus textos, o quiénes acudirán sólo por curiosidad o tal vez por compromiso social. El poeta necesita de un espacio y debe enfrentar estos instantes indudablemente no muy gratos.

El momento esperado llega: poeta y anfitrión ocupan sus sitios. Se acerca el recuento de imágenes y se aposenta la atmósfera mágica en la que el artista y su público podrán disfrutar de la idealidad requerida para el encuentro deseado. Se impone la voz señera, enriquecida por la emoción, por la nostalgia, por pasadas agonías, por tristezas lejanas, por alegrías olvidadas. La página impresa convoca los motivos de aquella escritura, y el tiempo y el espacio y el lenguaje y los versos se hacen uno en las modulaciones de su autor.

Un poeta en concierto ofrece al público el resultado que va desde ese “algo” que gestó un poema hasta su totalidad gráfica debidamente presentada en un libro. El camino entre estos extremos nunca se ve: sólo lo conoce su creador.

El jueves 14 de agosto en el Espacio Cultural Metropolitano, he escuchado a Sara Uribe. Ella ha obtenido el PREMIO DE LITERATURA DEL NORESTE CARMEN ALARDÍN 2004, el PREMIO NACINOAL DE POESÍA TIJUANA 2005 y el PREMIO NACIONAL DE POESÌA CLEMENTE LÓPEZ TRUJILLO DENTRO DE LA BIENAL DE LITERATURA DE YUCATÁN 2004-2005. Ha publicado: LO QUE NO IMAGINAS (CONARTE, 2005), PALABRAS MÁS PALABRAS MENOS (IMAC, 2006) y NUNCA QUISE DETENER EL TIEMPO (ITCA, 2008).

Sara presentó una retrospectiva salpimentada con briznas juveniles, con inquisiciones rumbo a la madurez, con posiciones muy claras relativas a la poética que ha regido su quehacer artístico hasta este momento, porque los poetas acuñan instantes que luego devanan y modifican y confirman y rehacen hasta que un día, que es nunca, desean concluir su contemplación del mundo, pero no pueden, pero no quieren.

Sara hizo gala de su dominio escénico y de sus dotes de excelente conversadora. Con voz serena comentó su obra, intercambió ideas con el público, y nos transmitió la convicción de que su escritura había sido realizada con gran facilidad, aunque sabemos bien que detrás de cada línea hubo mil obstáculos por vencer, infinitos fantasmas por identificar. La presencia de Sara fue inmejorable: de ella emanaba la seguridad que le ha otorgado su formación académica: profesora de Filosofía, poeta en constante ejercicio intelectual, editora, responsable de talleres formadores de posibles futuros escritores, y directora del Archivo Histórico de Tampico. Y he descrito sus actividades porque éstas son fundamentales en todo profesional de la escritura. Los poetas no surgen por generación espontánea: son producto del estudio tenaz, de las lecturas perseverantes, de la escritura persistente, de su participación en el entorno. Ése es el oficio de un intelectual, ése es el campo en el que se desenvuelve un artista.

Los temas que gustan a Sara están matizados por su natural capacidad reflexiva. A su catálogo acuden, en inesperada amalgama, el Amor y el Tiempo: "HE CAMINADO DURANTE LARGAS HORAS SIN DESPEGAR LOS PIES DE LA MISMA VIGA. HE VUELTO UNA VEZ MÁS AL LUGAR DEL QUE TE HAS IDO.", dice Sara, y esas líneas bastan para que huyamos en compañía de nuestras propias añoranzas, porque los poetas tienen el poder de uncirnos a su estela y hacernos viajar en esa esencia adventicia que es la poesía. Gracias a ese poder ellos no sólo apresan sus memorias, sino también las nuestras.

Lo invito, querido lector, a escuchar poesía en la propia voz de sus autores: es una experiencia fascinante.

Y usted, ¿me leerá el próximo domingo? Gracias. Aquí lo espero.


(Columna publicada el 31 de agosto de 2008)

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