martes, 9 de septiembre de 2008

DUDAS GRAMATICALES


¡Buen domingo, querido lector! Usted y yo nos hemos preguntado con alguna frecuencia cuál es la expresión correcta o la acentuación exacta o la preposición que le corresponde a alguna frase. Esto nos sucede desde los años en los que los profesores calificaban teniendo en cuenta no sólo la organización del trabajo, la investigación realizada y los conceptos expuestos, sino también la ortografía como requisito sine qua non para obtener una buena nota. Esos tiempos han pasado, y a usted y a mí nos siguen preocupando los regímenes verbales, los anglicismos, los galicismos y tantos aspectos que, estamos seguros, contribuyen al buen escribir de quienes hemos recibido, mínimamente, la instrucción secundaria.

Las dudas relativas a la estructura lingüística son infinitas, y es en la pulcritud de estas aparentes pequeñeces donde la brillantez de nuestro idioma tiene su mayor lucimiento. Por ejemplo: ¿cómo debo decir: “me levanté en pantuflas… de pantuflas… o con pantuflas?, ¿cómo debo escribir: así mismo o asimismo?, ¿qué diferencia hay entre “deben ser las dos de la tarde” y “deben de ser las dos de la tarde?”, ¿cómo se escribe: couplet o cuplé, en el caso del género de canción popular española?, ¿cuándo se usa cualquier y cuándo cualquiera?

Hoy día, los asuntos normativos de nuestra lengua serpean por veredas muy riesgosas, dada la gran infiltración de terminología tecnológica y científica que ha enriquecido nuestro léxico con los correspondientes giros lingüísticos de su origen. Pero tenemos auxilios bibliográficos inigualables. ¿Me permite recordar con usted las utilísimas recomendaciones tradicionales? En primer lugar, un buen asedio a la gramática; luego, frecuentar el Diccionario de la Real Academia y la Ortografía de la lengua española (ambos pueden ser instalados en la computadora); después, revisar concienzudamente un diccionario de sinónimos y antónimos. Y para vencer las incertidumbres que suelen asaltarnos malignamente, no hay mejor compañía que la del Diccionario de dudas de la lengua española: le recomiendo, de manera muy entusiasta, el de Manuel Seco, de cuya obra, plenamente autorizada por la Academia, hay ediciones económicas que aspiran a viajar en el bolsillo. Pero, además, me gustaría proponerle que, sin costo alguno, instale en su computadora el Diccionario panhispánico de dudas, editado por la Real Academia Española: contiene un diccionario de voces; cinco apéndices con modelos de conjugación verbal, abreviaturas, símbolos alfabetizables, particularmente útiles; un glosario de términos lingüísticos, y una nómina de obras y publicaciones periódicas citadas allí mismo. Por supuesto, es bueno revisar la bibliografía que, vía internet, puede incrementar nuestra biblioteca.

Este apoyo básico dará seguridad en la temible hora de la redacción de un texto, sin olvidar que la mejor lección de escritura nos la ofrecen, obviamente, los escritores (no quiero decir los buenos escritores porque los escritores son siempre buenos, de no ser así, no podemos llamarlos escritores).

Si deseamos perfeccionar nuestra escritura, pulirla e higienizarla de toda alimaña malsana, es necesario adquirir el buen hábito de visitar la sección de obras de consulta de la biblioteca más próxima. La “Jesús Quintana”, ubicada en el Palacio del Ayuntamiento, y la del Espacio Cultural Metropolitano tienen un abundante acervo en esta área.

Como es sabido, las bibliotecas poseen varios niveles de consulta. Acudir a la sección de diccionarios afina los instrumentos de trabajo, y si se saben usar (revisarlos ampliamente y aprovechar lo que ofrecen), se obtendrá la respuesta a toda inquietud gramatical y se encontrará en sus páginas no sólo un venero de información léxica sino también enciclopédica. En este último caso, la más reciente edición del Larousse es indispensable en la mesa de trabajo: auxiliará en la mejor comprensión de un texto, en el disfrute de su lectura y, por supuesto, mejorará el habla de quien lo maneje. Pero deseo añadir algo más: la cercanía de un diccionario fomenta la adicción a la búsqueda de voces que luego florecerán en la enciclopedia personal, esa que va conformando el gusto y el estilo propios. ¿No le parece interesante?

¿Y usted me leerá el próximo domingo? Gracias. Lo espero.

anaelenadiazalejo@prodigy.net.mx
(Columna publicada el 7 de septiembre de 2008)

1 comentario:

Correctora Literaria - Hilda Lucci dijo...

La felicito por su artículo. Realmente todos deberían leer y escribir con un buen diccionario actualizado a mano. Eso es lo que, por lo general, trato de inculcarles a quienes me escriben.
Adelante y reciba un cordial saludo de
Prof. Correctora Hilda Lucci
www.hildalucci.com.ar
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