lunes, 24 de noviembre de 2008

PERIODISMO Y LITERATURA


¡Buen domingo, querido lector! Cuando citamos este aparentemente imposible binomio, periodismo y literatura, es inevitable traer aquí el nombre del escritor que lo representa: Manuel Gutiérrez Nájera. Justo Sierra lo llamó “forzado del periodismo”; firmó sus escritos al amparo de veintiséis seudónimos que aparecieron en treinta y seis publicaciones periódicas de 1876 a 1895. Su obra fue sinónimo de distinción, de atrevimiento, de juicio certero, deobjetividad y de reflexión propositiva en busca de un futuro mejor para nuestro país.

Gutiérrez Nájera se acercó a todos los géneros: poesía, narrativa, crónica, ensayo. Diariamente ramificó su quehacer periodístico en tres o cuatro periódicos y lo dotó de distintas personalidades hasta parecer de plumas diferentes. Como periodista nato, ejerció la palabra informadora de los sucesos diarios al público en general, pero esa palabra estuvo vestida de precisión y de exactitud en la transmisión de los hechos y nunca le faltó el matiz crítico y la perspectiva exacta. Como cronista, desempeñó su oficio comentando espectáculos: teatro, circo, bailes y saraos de la alta sociedad, paseos, deportes, sesiones en la Cámara de Diputados, pero también todo lo que reflejaba el hacer cotidiano del México finisecular. Como cuentista, ilustró una realidad insoslayable y ofreció a sus lectores una aguda visión de su ciudad, verdadero personaje de su narrativa. Como ensayista, meditó sobre los problemas políticos y sociales del país, enjuició costumbres, cuestionó instituciones, removió ideas. Y como poeta formado en la retórica clásica, se sometió a cánones estrictos, pero también se asomó a las pulcritudes parnasianas, penetró las imágenes simbolistas y brindó a la métrica del momento algunas propuestas importantes.

Pero su reino era la prosa. Su maestría como escritor procedía del lujo de su lenguaje innovador y del opulento léxico en el que vehiculaba sus ideas fundamentales: la consideración del intelectual como conciencia vigilante de la sociedad; el deber periodístico de ejercer la escritura con base en la verdad; la defensa inalienable de la libertad de expresión; la importancia de la especialización en la profesión periodística; la necesidad de una solidez cultural en quienes escriben en la prensa; el respeto irrestricto a la vida privada; la importancia de la propiedad literaria. Escuchémoslo:


=QUIERO UN ORDEN SOCIAL VIGOROSO Y UN GOBIERNO FUERTE, Y NO HAY VIGOR NI FORTALEZA COMPATIBLES CON ESA OPOSICIÓN QUE OFENDE Y DESPRESTIGIA.

=
LA PRENSA NO DEBE SER LA CORTESANA DEL PÚBLICO NI HALAGAR SUS PASIONES Y BAJEZAS. LA PRENSA DEBE COMATIR HORA TRAS HORA PARA VENCER EL APOCAMIENTO Y LA APATÍA DE LOS LECTORES. NO ESPEREMOS A QUE EL AMODORRADO SE DESPIERTE: HAY QUE SACUDIRLE ENÉRGICAMETNE PARA QUE DEJE LA TORPEZA QUE EMBARGA SUS MÚSCULOS Y SU INTELIGENCIA. ES NECESARIO HABLARLE DE LIBROS Y DE SABIOS Y POETAS; OBLIGARLE A QUE LEA; HACER QUE POCO A POCO SE INTERESE, NO SÓLO EN NUESTRAS CUESTIONES POLÍTICAS Y SOCIALES, SINO TAMBIÉN EN TODAS LAS QUE AGITAN EL MUNDO.


=
TODO EL QUE PUEDE IMPRIMIR LO QUE ESCRIBE, ¿ES, POR ESTE SOLO HECHO, PERIODISTA? TODO EL QUE DUELA O DESLIZA EN UN PERIÓDICO CUALQUIER PÁRRAFO O GACETILLA, AUNQUE EN ÉL SE CALUMNIE O SE DIFAME A ALGUIEN, ¿ES DESDE ESE MOMENTO SACERDOTE DE LA PRENSA Y DISFRUTA DE SUS PRIVILEGIOS?


Y respecto de la literatura, una cita será suficiente:

=EL ARTISTA SE FLAGELA CON VARAS DE ROSAL, PORQUE SIQUIERA LO PERFUMAN. QUIERE QUE VIBREN SUS NERVIOS COMO LAS CUERDAS DE UNA HARPA HERIDAS POR UNA MANO HERMOSA. O BUSCA LO TERRIBLE, LO DIVINO, LO SATÁNICO, LO SUPERIOR A ÉL, LO QUE LE OBLIGA A ARRODILLARSE. LA TEMPESTAD O LA TRAGEDIA.


A Manuel Gutiérrez Nájera, periodista y poeta, poeta y periodista, debemos la liberación de fórmulas anquilosadas, la ruptura con los viejos cánones heredados de tradiciones muy gastadas y ya muy empobrecidas, la riqueza imaginativa en el juego verbal, el uso de las distintas acepciones de las voces, el atrevimiento sonoro, la exuberancia cromática, la elegancia en la construcción gramatical, la maestría en el uso de las figuras retóricas, el apoyo en las formas clásicas como modelos del discurso y, sobre todo, la creación de términos nuevos y de estructuras inesperadas.

Gutiérrez Nájera sólo publicó un libro: Cuentos frágiles, en 1883. No tuvo ni el tiempo ni el dinero suficientes para editar su obra. En los treinta y cinco años de su vida, veinte estuvo dedicado al periodismo y, entre paso y paso, a la poesía. Murió el 3 de febrero de 1895. Eran las tres de la tarde.

¿Me leerá el próximo domingo? Gracias. Lo espero.
(Columna publicada el 16 de noviembre de 2008)
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