sábado, 14 de noviembre de 2009

HISTORIA Y CIENCIA


¡Buen domingo, querido lector! Tengo a la vista el volumen X de las Obras de Manuel Gutiérrez Nájera. Son artículos y ensayos relativos a la historia y a la ciencia y las reflexiones que estos temas despertaron en la sociedad del último tercio del siglo XIX. La recopilación original la realizó el doctor Erwin K. Mapes, de la Universidad de Illinois, durante el período 1936-1953. Este material ha sido el catálogo básico que ha sustentado la edición de la obra periodística del fundador del Modernismo en Hispanoamérica, publicada por el Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Pertenece, con el número 167, a la Nueva Biblioteca Mexicana. La edición crítica, la introducción, las notas y los índices han estado bajo la responsabilidad de la maestra Ana Laura Zavala Díaz.


Esta colección se ha distinguido por la cuidadosa reunión de los textos aparecidos en los periódicos mexicanos del último tercio del siglo XIX (1876-1895), período durante el que Manuel Gutiérrez Nájera ejerció su labor de cronista, ensayista, narrador y poeta. La maestra Zavala Díaz dice:


Atento siempre al desenvolvimiento de la sociedad mexicana, Gutiérrez Nájera no podía mantenerse al margen de dos cuestiones fundamentales en la definición del devenir de la joven nación: los asuntos relacionados con la historia, nacional y extranjera, y la notoria presencia en el escenario citadino de los avances científicos y tecnológicos.


La perspectiva desde la que el autor enjuicia ambos aspectos –historia y ciencia– nos deja apreciar su condición de ciudadano consciente de su realidad, y de su deseo de modificar los parámetros culturales y políticos del país.


La primera faceta está marcada por su interés en preservar la memoria histórica, en ella se deja ver al hombre comprometido con su momento, con su comunidad que en aquellos años se abría a la vida moderna: inversión extranjera, sistema económico capitalista, incipiente industrialización. Para él era indispensable que el pueblo mexicano conociera y apreciara su pasado: sólo de esta manera entendería el presente y trabajaría sin tregua para el futuro. En el recuento de los hechos, el reconocimiento de los próceres fue primordial para cimentar lo que él llamó la religión laica de la Patria, profesada con fervor por el Duque.


Consciente de la urgencia de abrir las puertas a la ciencia y de intentar la evolución ideológica del país, Gutiérrez Nájera, conocedor del poder de su pluma, y convencido de la necesidad de un verdadero progreso en la educación y en el pensamiento en general de México,


asumió el desafío de integrar al discurso periodístico, a la charla con el lector promedio, algunas importantes nociones científicas que derrumbaban viejas creencias e “idolatrías”. Con esto, para él, se abría el camino a la luminosidad de la razón, a la imaginería progresista que más “convenía” a los ascendentes derroteros del país.


En estas pocas líneas citadas del prólogo, la maestra Zavala Díaz ha dejado nítidamente trazada la personalidad intelectual del cronista mexicano: un adelantado a su tiempo, un luchador perenne por el México de su momento, un visionario de su futuro, una conciencia vigilante, una voz siempre en alto para señalar los mejores senderos que debía seguir la Patria, un forjador del México actual.


La mejor manera de conocer nuestro pasado es leer a los hombres que lo vivieron, ¿o no lo cree usted así?


¿Y me leerá el próximo domingo? Gracias. Aquí estaré.


anaelenadiazalejo@prodigy.net.mx

www.endulcecharla.blogspot.com

Radio 920 AM, 6.15, 19.45 y 21 h


(Columna publicada en el periódico La Razón, Tampico, Tam, 15 de noviembre de 2009)

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