domingo, 8 de noviembre de 2009

GARFIAS O EL EXILIO


¡Buen domingo, querido lector? Aunque usted y yo hemos hablado ya de Pedro Garfias, hoy invoco su compañía porque a veces nos llegan vientos de ausencia, hálitos de exilio, auras de nostalgia… y ¿quién mejor que Garfias para que nos acompañe? Hay tantos que han huido, tantos que han perdido a la Patria tantos… Pero sólo hay un poeta cuyo canto es un clamor hirviente, una llaga viva, una herida al aire. Sangrante aún, dispuesto al grito, incapacitado para pensar en otra tierra que no sea su Andalucía añorada, ese hombre-llanto, ese hombre-exilio, ese hombre-grito es el inolvidable Pedro Garfias, inolvidable para México y aún más para España.


Primavera en Eaton Hastings es la obra sinónima del exilio. Lleva el epígrafe: “Escrito en Inglaterra, durante los meses de abril y mayo de 1939, a raíz de la pérdida de España”. Terribles meses de abril y mayo, la primavera en flor y el dolor en el alma. ¡Qué inevitables son algunos recuerdos! En su poema “En el entierro de un amigo”, Antonio Machado dice: “Tierra le dieron una tarde horrible, del mes de julio, bajo el sol de fuego”. La Muerte opaca el esplendor del día y convierte en “horrible” la lujuriosa belleza del verano. La pérdida de España acosa a la primavera y la transforma en pena:


Ya el invierno dejó su piel antigua

en las ramas recientes de los árboles

y avanza a saltos cortos por el prado

la Primavera de delgado talle.

…..

Hoy que llevo mis campos en mis ojos

y me basta mirar para verlos crecer

siento vuestra llamada, prados de verde edad,

oigo vuestra palabra, árboles de cien años,

y os busco inútilmente a través de la tarde.



El poeta vive intensamente la primavera en el ordenado parterre inglés. El artificio del carácter británico lo reintegra a sus opuestos. Y Andalucía le salta a cada paso mientras él camina por “el bosque en primavera” y llora:


He de arrancar los árboles a puñados convulsos

he de batir el cielo con mis manos cerradas

y he de llorar a voces este dolor mordido

que brota a borbotones de mi raíz más honda


Y este llanto no cesa, como el rayo de Miguel Hernández del que él mismo es su procedencia, y transforma en exigencia natural, en razón de vida, en explicación de su propio devenir, el encuentro del poeta con su realidad:


Aunque el temblor sonoro se extienda a las estrellas

y perturbe un momento su formación tranquila

mientras duerme Inglaterra, yo he de seguir gritando

mi llanto de becerro que ha perdido a su madre.


Y asume, elegíacamente, su presencia ante el mundo:


Andar es lo ordenado.

Seguir nuestro camino

llevando a los costados

el césped satisfecho

y el alto pino, demasiado alto.

Así nuestra palabra

va bien con nuestro paso solitario.


Y al fin, el poeta lanza su palabra última:


La primavera rápida se esquiva,

se rompe en mil pedazos

el aire de veloz cristalería

y cubre el sol sus desnudos miembros

como una virgen tímida.

Yo quedo sobre un monte de tinieblas

aullando al horizonte de mi vida.

…..

Hombres de España muerta,

hombres muertos de España.

¡Venid a hacerles coros a estos pájaros.


Permítame invitarlo, caro lector, a leer Primavera en Eaton Hastings el próximo sábado 31 de octubre, a las 19 h en la Biblioteca Rafael Ramírez Heredia del Espacio Cultural Metropolitano.


Pero, ¿usted me leerá el próximo domingo? Gracias. Lo espero.

anaelenadiazalejo@prodigy.net.mx

www.endulcecharla.blogspot.com

Radio 920 AM, 6.15, 19.45 y 21 h



(Columna publicada en el periódico La Razón, Tampico, Tam, 25 de octubre de 2009)


No hay comentarios: