miércoles, 1 de julio de 2009

JOSÉ EMILIO PACHECO


¡Buen domingo, querido lector! Permítame platicar con usted de uno de los escritores más prolíficos de nuestro tiempo: José Emilio Pacheco. Él es poeta, narrador y ensayista, especialmente de crítica literaria. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores, institución importantísima en el medio siglo por su interés en la profesionalización de la escritura en México. Su amplísima información sobre las letras patrias ha hecho que sus prólogos a los escritores nacionales de más señalada importancia sean considerados como piezas definitorias de autores y obras. Investigador nato, ha recorrido los pasos literarios de nuestros siglos XIX y XX y ha precisado con justeza sus distintos momentos culturales. Suya es la Antología del Modernismo (1884-1921), publicada en la Biblioteca del Estudiante Universitario (núms. 90 Y 91) por primera vez en 1970 y que, afortunadamente, hoy podemos consultar en su tercera edición (UNAM / ERA, 1999): éste es un estudio primordial en la comprensión del Modernismo hispanoamericano y de sus actores más destacados: Manuel Gutiérrez Nájera, Salvador Díaz Mirón, Manuel José Othón, Luis G. Urbina, Amado Nervo, José Juan Tablada, Enrique González Martínez y Efrén Rebolledo, entre aquel grupo magnífico a quien debemos la renovación de nuestro lenguaje.

Importa decir que participó, con Octavio Paz, Alí Chumacero y Homero Aridjis, en la selección y anotación de un clásico de las antologías poéticas: Poesía en movimiento. México, 1915-1916 (siglo XXI, 1966) que, como usted sabe, fue prologado por Paz.

José Emilio ha sido solicitado por las universidades de Canadá, Estados Unidos e Inglaterra para impartir allí distintas cátedras; es miembro de El Colegio Nacional y ha recibido los más altas preseas: el Premio Nacional de Poesía, Aguascalientes (1969); el Premio Xavier Villaurrutia (1973), el Premio Nacional de Periodismo (1980) y el Premio Nacional de Literatura (1992).

Posee el don de la escritura y es dueño de una de las prosas más elegantes de las letras de hoy. Gran maestro del periodismo literario, ha mostrado una dedicación insuperable a todos los temas que puedan iluminar al lector sobre la realidad contemporánea, gran meta de este supremo conocedor de cada página escrita en México. Su abundante obra está presente en las publicaciones periódicas nacionales e internacionales.

En su creación artística pretende desmitificar las viejas concepciones morales y nos presenta un mundo no lejano al desencanto sobre la conducta humana y su egoísmo materialista que parece no ceder ni ante los buenos sentimientos ni ante las amenazas cósmicas. El hombre que Pacheco muestra en su narrativa es un solitario victimado por sí mismo, atento siempre a la autocomplacencia, a la apariencia, al desinterés por “los otros”.

José Emilio ha recopilado su quehacer poético en: Tarde o temprano. Poemas 1958-2000 (FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, 2002), y su narrativa en: Narrativa completa (ERA, 1998), pero estoy segura de que ya se agitan en su aljaba una buena dotación de palabras que, anhelantes, esperan ver la luz.

Anoche, en la Biblioteca Rafael Ramírez Heredia del Espacio Cultural Metropolitano, hemos leído y comentado dos de sus cuentos: “El viento distante” (El viento distante, 1963) y “Langerhaus” (El principio del placer, 1972). En ambos, el hombre se acerca peligrosamente a sus propios abismos. El próximo sábado platicaremos sobre Eduardo Lizalde, gran poeta y narrador de nuestra actualidad. ¡Lo esperamos!

Pero, ¿usted me leerá el próximo domingo? Gracias. Aquí estaré.

anaelenadiazalejo@prodigy.net.mx
http://www.endulcecharla.blogspot.com/

(Columna publicada en el periódico La Razón, Tampico, Tam, 21 de junio de 2009)

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