miércoles, 7 de octubre de 2009

LA CASA DE BERNARDA ALBA


¡Buen domingo, querido lector! Alguien dijo por ahí: ¡La casa de Bernarda Alba está de moda! Permítame usted añadir algo más. Federico García Lorca siempre está de moda. ¿Verdad que nos emocionamos hasta nuestras más profundas raíces con los versos magníficos del Romancero gitano? ¿Y no es cierto que Poeta en Nueva York nos obliga a cobrar conciencia de esa realidad lacerante que deseamos ignorar? El poeta granadino supo quintaesenciar el espíritu de su pueblo y transformarlo en metáforas inusitadas y sugerentes, como debe serlo toda metáfora; intranquilizantes y conmovedoras, como debe serlo siempre todo poema. Recordemos a Machado.

Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.


García Lorca pertenece a esa España del cincel y de la masa, de la rabia y de la idea, implacable y redentora. Quizá por eso fue victimado por los residuos siniestros de la España de cerrado y sacristía. Cada una de sus obras es un clamor de libertad, es un llamado hacia la Verdad, es un grito de guerra. Su poesía así lo demuestra. Sobre sus versos se cierne la sombra negra de la Guardia Civil, servidora de regímenes opresores, y la tradición de la España inferior que ora y bosteza, que ora y embiste, cuando se digna usar de la cabeza.

Su obra dramática tiene, entre otras piezas, tres tragedias: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, cuyo gran éxito no ha tenido precedentes en todos los países de raíz hispánica.

De esas tres obras, La casa de Bernarda Alba ha sido indefectiblemente seleccionada para formar parte del repertorio de todas las compañías de teatro. ¿Por qué?, ¿cuál es el motivo de esa predilección? A mí me parece que hay una razón básica: la representación moral del código sexual del pueblo español. Se trata de una tragedia en la que los valores tradicionales del honor están presentes al rojo vivo, y con ellos todos los subvalores que de allí se desencadenan. Los conceptos de soledad, de deseo, de representación social, de buena fama, de pureza física, laten apresuradamente en un mundo de mujeres solas, mujeres sin hombre, nacidas como hermanas pero que luchan entre ellas hasta la muerte por arrebatarse un marido. Bernarda, la madre, la castellana, la representante de la tradición, la poderosa, la dictadora de la vida y la muerte y hasta de los pensamientos de sus hijas, camina por el espinoso sendero que representa el obligar a cinco hembras a quedarse sin hombre. Es inevitable: Bernarda pierde el poder ante una de ellas, Adela, la más joven, la más aguerrida, la temerosa de perder su lozanía entre cuatro paredes encaladas; ella se enfrenta a la madre, pero sólo tiene su vida para responder, y la ofrenda. Y Bernarda Tradición, Bernarda España Vieja, Bernarda de Cerrado y Sacristía, hace de la muerte de su hija un triunfo y grita: “¡La hija de Bernarda Alba ha muerto virgen!”

La Compañía de Teatro del ESPACIO CULTURAL METROPOLITANO presentará esta obra en el turno matutino de los días 6 y 27 de octubre, en el Programa de Teatro Escolar. La dirección, magistral, está a cargo de nuestra primera actriz Sandra Muñoz. ¡Es imprescindible para los jóvenes! ¡Véanla antes de que la Compañía salga para Egipto en representación de México! ¡Véanla!

Y usted, amigo mío, ¿me leerá la próxima semana? Gracias. Aquí lo espero.

(Columna publicada en el periódico La Razón, Tampico, Tam, 04 de octubre de 2009)

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