jueves, 7 de enero de 2010

LOS CUENTOS POLICIACOS

¡Buen domingo, querido lector! Me ha escrito doña Herminia Llerena, maestra de literatura y ¡aficionada a la narrativa policiaca! La felicito, maestra, este género agudiza poderosamente nuestra capacidad deductiva, estimula nuestras posibilidades analíticas y, como bien ha dicho María Elvira Bermúdez, especialista en la materia, nos anima a disfrutar, desde el punto de vista estético, de los laberintos creados por las mentalidades delincuentes.
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Me solicita usted una bibliografía del tema, y yo me permito sugerirle de inmediato una antología imprescindible: Los mejores cuentos policiales. Selección de Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges. La primera edición es de 1962. Actualmente, la ha reeditado Alianza/Emecé, El Libro de Bolsillo. Tengo a la vista la reimpresión de 2008 en dos volúmenes. Importa recordar que Bioy Casares y Borges, bajo el seudónimo H. Bustos Domecq, firmaron juntos algunos textos de este género, como “Las doce figuras del mundo”. que encontrará en la antología citada. Pero es el momento de precisar algunos puntos en los que coinciden los estudiosos y, aunque se trata de generalidades, vale la pena tenerlas en cuenta a la hora de las lecturas: 1. El término policial corresponde a las actividades de la policía, como institución, en la vida real. 2. El término policiaco pertenece a las narraciones literarias. 3. El requisito fundamental de un cuento policiaco no es el delito ni la investigación detectivesca, sino la manera de cómo el autor conforma el enigma propuesto y mantiene el suspenso. 4. En los cuentos policiacos debe haber policías. 5. Los delitos llamados pasionales y los que tienen como base temática la violencia física no son cuentos policiacos clásicos: pertenecen al llamado género negro. 6. El fundador de la narrativa policiaca fue Edgar Allan Poe. 7. El gran continuador fue sir Arthur Conan Doyle con sus personajes Sherlock Holmes y Watson, cuyas figuras dieron lugar a la creación posterior de los detectives-investigadores que han poblado la literatura y el cine hasta nuestros días.
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La antología de Bioy Casares y Borges incluye a Nathaniel Hawthorne, Edgar Allan Poe, Robert Louis Stevenson, Arthur Conan Doyle, Jack London, Agatha Christie, Graham Greene, Dickson Carr, William Faulkner, Gilbert K. Chesterton, Ryunosuke Akutagawa, Ellery Queen, Borges, Manuel Peyrou, Silvina Ocampo, entre los de mayor fama.
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Por conducir en sus páginas un reflejo de la mala salud social, la literatura policiaca ha recibido innumerables desprecios. Cierto, pero también reconozcamos que sus raíces se aferran a una vieja tradición literaria: la presencia del héroe (policía, detective o investigador) que, a riesgo de su vida, se empecina en descubrir al culpable y reivindicar a la víctima, acto emblemático de la más bella de las palabras en todas las lenguas: justicia. No es otro el motivo que ha llevado a la literatura policiaca a una presencia permanente en las letras universales.
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En cuanto literatura, la policiaca no es ajena a dos principios básicos: 1, la anécdota sólo es el tronco sólido del que han de pender motivos y circunstancias reflejadoras de la realidad social. Y 2, desde el punto de vista de la crítica textual, la construcción del discurso (selección de voces, orden de ideas, manejo de recursos retóricos y literarios) es la que permite el disfrute estético de toda obra, meta principal del texto artístico. Lo invito a leer literatura policiaca.
Y usted, ¿me leerá el próximo domingo? Gracias. Lo espero.
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anaelenadiazalejo@prodigy.net.mx
www.endulcecharla.blogspot.com
Radio 920 AM, 6.15, 19.45 y 21 h
www.miradio.com.mx
http://www.larazon.com.mx/
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(Columna publicada en el periódico La Razón, Tampico, Tam, 20 de diciembre de 2009)
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